Search

Shopping cart

Saved articles

You have not yet added any article to your bookmarks!

Browse articles
Newsletter image

Subscribe to the Newsletter

Join 10k+ people to get notified about new posts, news and tips.

Do not worry we don't spam!

GDPR Compliance

We use cookies to ensure you get the best experience on our website. By continuing to use our site, you accept our use of cookies, Privacy Policy, and Terms of Service.

CAMINOS 2016-1

CAMINOS 2016-1

CUANDO SE CONSIDERA A LA HUMANIDAD desde el punto de vista de sus valores, hay que distinguir a priori entre el hombre-centro, que está determinado por el intelecto y por este motivo se encuentra arraigado en lo Inmutable, y el hombre-periferia, que es más o menos un accidente. Esta diferencia se repite —mutatis mutandis— en todo hombre consciente de lo sobrenatural, pertenezca a la primera categoría o a la segunda; sin esta conciencia no hay centralidad auténtica, ni por consiguiente valor decisivo. Este es el sentido del distingo eckhartiano entre el «hombre interior» y el «hombre exterior»: este se identifica pasivamente con sus experiencias, mientras que aquel puede gozar o sufrir en su humanidad temporal, a la vez que permanece impasible en su núcleo inmortal, que coincide con su estado de unión con Dios. La posibilidad de este paralelismo está en la naturaleza misma del hombre, y es la esencia de la noción del avatâra; a este respecto —analógicamente hablando y guardando todas las proporciones— todo «pneumático» es «hombre verdadero y Dios verdadero». La substancia divina subyacente no anula la máscara humana, como tampoco esta impide la manifestación divina. 

Comments